Sobre Arte y Ciencia suelo debatir/reflexionar con frecuencia. Principalmente porque trabajo en un entorno científico pero mi formación es de artista. Personalmente me parece una simbiosis ideal y en pocos lugares estaría tan a gusto trabajando como artista. Pero también porque resulta original, al menos hoy día y aquí, que un artista esté entre científicos.
Hay una cuestión que me preocupa a nivel global y que se pone de manifiesto cuando hablo con mis colegas de proyecto. Colegas científicos especialmente.
Aunque está de moda que todo el mundo juegue a ser científico sobre el papel (ciencias sociales, psicólogos, ciencias políticas…) es obvio que el método científico no se puede aplicar así porque si a todo, simplemente para que suene más bonito y todos nos sintamos más importantes.
Yo se que me gusta muchísimo la ciencia. Y yo se que no soy científico. Se que puedo aplicar ese método en algunas (pocas) partes de mi trabajo; criterio, contrastar datos, verificar, revisar… Pero sigo sin ser científico. Usar una llave inglesa no me hace mecánico.
Usar método científico es una condición necesaria pero no suficiente para serlo. Se que no lo soy. Y las Artes, a excepción de ramas de las que se alimenta como la óptica, colorimetría, composición…no son una ciencia. Aún no. Tal vez el día que el cerebro no nos esconda ningún misterio. Pero hoy por hoy el Arte es una percepción altamente subjetiva, tan influenciada por la cultura retrospectiva que forma cierta actitud crítica por algo tan intangible como “el gusto”. A mi me gusta, a mi no. Obviamente eso no es ciencia. Así que un artista no es un científico (por el hecho de ser artista)
Pretender equiparar pues el Arte con la Ciencia es una grosería y es de una despiadada manipulación burocrática que asusta. Es como usar el mismo patrón para confeccionar unos calcetines y unos calzoncillos.
¿Entonces con qué puedo yo armarme como artista para defender una posición estética y subjetiva cuando un colega científico plantee una alternativa estética a mi planteamiento?
No puedo pedirle “fe” al estilo de un cura cuando está en la iglesia fantaseando sobre señores mágicos imaginarios. Pero realmente si que estoy pidiendo algo similar a la confianza.
Creo que realmente lo que pido es respeto al conocimiento adquirido.
Al margen de una supuesta sensibilidad intangible (de la que no estoy muy convencido de su existencia, aunque en la práctica parezca que si) lo único que puede diferenciar a un artista de alguien que no lo es es el hecho de ser practicante y observador. Eso al fin y al cabo confiere cierto bagaje. La ventaja del soldado que ya estuvo en terrenos similares. O el piloto que ya estudió ese circuito. Y me voy a quedar con ese ejemplo. Porque aunque el físico entenderá el porqué el coche en la curva ha de acelerar para no irse fuera, es el piloto el que sabrá lograr mantenerlo en lo negro. Experiencia. Y cuando van a subir al coche, el piloto y el físico tendrán un debate de quien debe conducir. Y a todas luces, racionalmente, el que debería conducir sería el físico, pero el que ha de hacerlo es el piloto.
Cuando yo pido “confianza” en “mi gusto” la mayoría de las veces lo hago al margen del gusto puramente personal. O lo intento. Lo hago echando mano a una caja de criterios que la vida va llenando, para valorar si tal pieza funcionará o no. Echaré mano a todas las veces que haya intentado crear algo artístico, las veces que sólo fue un lienzo pintado, y las veces que la gente lo quería para si, para verlo cada día contemplativamente (es increíble eso…)
Muchas veces para intentar explicar el porqué “mi gusto” podría ser el camino a seguir, me veo obligado a hablar de ciencia, composición, luz, color…filtrados a través de mi gusto. Lo cual es perder el tiempo. Debería hablar de la sensación que me produce a base de cotejarlo con todos los archivos que tengo en la cabeza. Y muchas veces se falla. Y algunas otras se acierta. Y esa proporción variará (y determinará) en función de lo mal o buen artista que seas…