Perdiendo la cabeza por las hembras…

En esta ocasión aprovechamos una viñeta que ha elaborado la bióloga Ledicia Prieto durante su formación en la “escuela de ilustración científica” que tenemos en Divulgare, para hablaros de algunos organismos que … pierden la cabeza por el sexo.

Este sexo que nos hace perder la cabeza...
…Este sexo que nos hace perder la cabeza…

Aunque, en general, y, creo para nuestra desgracia como especie social, la información relacionada con ciencia es algo que cuesta mucho introducir en el bagaje cultural de nuestra sociedad, hay algunos aspectos de la ciencia que, con frecuencia, son más fáciles de transmitir. En este contexto, el sexo, ese mecanismo de reproducción que permite a las especies que lo practican, eliminar de su genoma errores perjudiciales y fijar caracteres positivos, ha contribuido a la difusión de muchos aspectos relacionados, sobretodo, con la historia natural de las especies. Si además combinamos sexo con canibalismo… ya tenemos todos los ingredientes para producir un «trending topic«…
Seguro que habéis oído hablar de una historia de canibalismo que se produce durante la cópula, o después de ella, entre sexos de algunas especies de insectos como las mantis o algunas arañas.
Es el caso de la Mantis religiosa, estos insectos solitarios -excepto durante el período en que se reproducen- son excelentes cazadores. Los que trabajamos estudiando el proceso de polinización por insectos y cualquier aficionado a la observación de la naturaleza, hemos tenido ocasión de “disfrutar” de la destreza como cazadores de estos insectos. Cazan al acecho, manteniéndose inmóviles a la espera de que llegue una presa, con las patas delanteras juntas y preparadas para lanzar su ataque con una velocidad y eficiencia difícil de igualar y de evitar para sus presas, que a veces son atrapadas incluso en pleno vuelo. Y cazan prácticamente de todo. Incluso otros individuos de su misma especie… Durante el apareamiento, la hembra, de tamaño considerablemente mayor que el macho (lo que se conoce como dimorfismo sexual), segrega unas feromonas con las que atrae al macho con el que se apareará. La parte dramática de la historia es que muchas veces durante la cópula, o justo después, la hembra, mucho más fuerte que el macho, retiene a éste con sus patas delanteras y comienza a devorarlo aún vivo.

En el apareamiento, en primer lugar el macho rodea a la hembra hasta saltar a su dorso y poner en contacto sus antenas con las de la hembra. A continuación, pone en contacto sus estructuras genitales con las de la hembra y deposita el espermatóforo en el interior de la hembra.
Las hembras, a veces, una vez que el macho ya ha depositado el espermatóforo que fecundará sus óvulos, aprovechándose de su mayor tamaño y fortaleza, comienzan a devorar al macho. No está claro si este comportamiento responde a algún mecanismo evolutivo que otorgue ventajas en el proceso de selección natural de la especie. En cualquier caso, este aporte de alimento para la hembra supone un suplemento nutritivo estupendo para el desarrollo de su progenie.
Las hembras, ponen sus huevos en unas estructuras espumosas denominadas ootecas que podéis ver adheridas a ramas de diferentes especies de plantas, pero también podréis ver en las paredes, ventanas o muros en el exterior de vuestras casas si vivís en una zona rural. La espuma se endurece pronto y protege los huevos hasta que eclosionan. Pero de los 200-300 huevos que hay en cada ooteca, solo llegan a adulto unos pocos debido a que el hábito caníbal ya aparece en la etapa juvenil: los primeros juveniles que aparecen tienden a comerse a sus hermanos.
Cómo podéis ver, incluso en un pequeño espacio del entorno que nos rodea, podemos observar verdaderas historias de sexo, con amor o sin el, competencia y supervivencia. Quizás no es necesario que paséis tanto tiempo delante de una pantalla e indaguéis en estas historias de la vida por vuestra cuenta. Es más fácil de lo que parece, y … nos pueden ayudar a la hora de enfrentar esa carrera frenética por la supervivencia (física o mental) hacia la que hemos dirigido nuestra existencia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


seis − = 3