Hace poco tuvimos la suerte de poder asistir a un simulacro de vertido marino en la Ría de Vigo, en las inmediaciones del Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia. Entre los que asistíamos por primera vez a este tipo de ejercicio de entrenamiento fuimos varios los que nos sorprendimos cuando el responsable del operativo dio la orden tajante de “¡Desplegar la barrera en J!”
ArcopolPlus: Configuración de barrera en “J” from Divulgare on Vimeo.
Cuando ocurre un vertido en alta mar, la velocidad de la respuesta es fundamental, pero no lo es menos la eficiencia de dicha respuesta. Para ello es sumamente importante que los participantes en la resolución de estas incidencias tengan todos los protocolos de actuación perfectamente memorizados y automatizados.
De ahí la importancia de hacer ejercicios de entrenamiento y ensayos “en falso”.
Una de las partes más complicadas e importantes en los casos de vertidos marinos es la contención y recuperación de hidrocarburos en el mar. Esta labor se realiza mediante equipos de contención (Barreras) y equipos de recuperación del vertido (recolectores).
Las barreras se utilizan para retener los vertidos y proteger determinadas zonas costeras o para arrastrar la mancha en la dirección que se quiera. Cuando se hace esto último, una de las formas más frecuentes (y eficientes) de hacerlo es arrastrando la barrera entre dos remolcadores (con motor suficiente para vencer la resistencia que ejercen estas barreras en el agua). Pero la configuración espacial de la barrera tiene su importancia. Hay que tener en mente que, además de contener el hidrocarburo en un espacio controlado, hay que retirarlo del agua y los medios disponibles suelen ser limitados. Una de las formas más habituales de arrastrar estas barreras es la que se conoce como Configuración en J. En estos casos se emplean dos embarcaciones para desplegar la barrera. Una de las embarcaciones se adelanta y actúa como elemento de sujeción y orientación de la barrera. La otra embarcación actúa como elemento de sujeción, pero, además, también de recogida del producto contaminante. El brazo corto de la J debe de quedar asociado a la embarcación que dispone de medios de recogida (skimmer). Esta embarcación “recolectora” debe de mantener la apertura idónea del cerco para concentrar la mayor cantidad posible del producto en la zona de recogida.
En el caso que ilustramos en este vídeo, el remolcador grande lleva asociado un recolector (skimmer) cuya función es aspirar el vertido, que se acumula en el fondo de la barrera, a unos tanques de almacenamiento que están dispuestos en estos barcos. En esos depósitos se pueden almacenar grandes cantidades de producto y si se llenan, siempre hay tiempo de que venga un remolcador de recambio a sustituirlo.
Estos protocolos, que en la teoría, y sobre el papel, resultan sencillos, deben de ser ensayados para que en caso de necesidad las cosas salgan lo mejor posible. Todos somos conscientes de las dificultades e incidencias que surgen cuando nos enfrentamos a catástrofes inesperadas, pero si estamos preparados, seguro que las cosas irán mejor!
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